Tras conocerse el resultado de la votación que esta mañana ha tenido lugar en el Parlament catalán, las primeras reacciones no se han hecho esperar. Una de ellas es la del matador de toros Eduardo Gallo, quien en un comunicado ha manifestado lo siguiente:
"Acaba de ocurrir y todavía no me lo puedo creer. El pillaje perpetrado por el Parlament catalán, el que se supone que debe defender las libertades y los derechos de los ciudadanos, acaba de confirmarse. Un organismo público, un foro al servicio de la Libertad y la Democracia, acaba de cercenar de un tajo el Libre Albedrío del individuo, precisamente aquello que, según dicen, nos hace distintos de los animales que ahora aseguran defender...
Y lo han hecho enarbolando la bandera del progreso, de la evolución de la sociedad y de un futuro que, según garantizan, será "más pleno" ahora que Cataluña ha prohibido la fiesta de los toros. Y yo me pregunto ¿cómo puede ser más plena una sociedad a la que le acaban de arrebatar su derecho a elegir? ¿Cómo puede conseguirse el progreso del que hablan negándole al ciudadano su Libertad para decidir qué quiere hacer? ¿Cómo puede evolucionar una sociedad a la que le niegan la facultad más importante del ser humano? Ese es el gran debate, y no si el toro sufre o no en una plaza. El argumento del sufrimiento animal se ha utilizado como señuelo para que el ciudadano de a pie, el que sale a comprar el periódico cada mañana y votará en las próximas elecciones, no se dé cuenta de que han comenzado por prohibir los toros y han sentado un grave precedente; que nadie se extrañe si un día le prohíben también comprar el pan en otro sitio que no sea el que le indiquen...
No es una exageración. ¿A nadie le importa que un organismo que debe defender los derechos fundamentales del ciudadano vulnere impunemente lo que le reconoce la Constitución Española? ¿Nadie se da cuenta de que el capricho de unos pocos es el primer paso para menoscabar sin contemplaciones el derecho a decidir y a pensar por uno mismo?
Hoy habrá un puñado de ignorantes que estarán contentos y hasta derramarán lágrimas sin pensar en lo que han conseguido en realidad: que las instituciones públicas tengan un arma poderosa, un precedente parlamentario para convertirse en el gran padre poderoso que marca con amenazas y castigos el camino de su rebaño.
Era precisamente eso lo que intentaban evitar cuantos héroes admirados y homenajeados con calles, plazas y estauas dieron su vida por la Libertad. Era precisamente eso lo que quería abolir la Constitución. La actual y cuantas han existido a lo largo de la historia. Hoy el Parlament ha decidido, sentando un peligrosísimo precedente del que nadie parece percatarse, que lo que votaron los españoles en el año 78, y por lo que hasta hoy disfrutaban de la Libertad, no es más que un trozo de papel que uno puede saltarse a la torera (hasta la frase viene al pelo) sin que nadie haga nada por evitarlo.
Hoy los parlamentarios catalanes han hecho trizas el motivo por el que gozan de tal condición. Y acto seguido se echan a la calle a celebrarlo con aquellos a los que más han herido: los ciudadanos. Esperemos que el Tribunal Constitucional, el que se supone que es el garante máximo de los derechos de los españoles (los catalanes también lo son) ponga un poco de cordura en un asunto que parece sacado de una comedia de Miguel Mihura. Otro gran taurino, por cierto..."
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Eduardo Gallo: "Cometieron el pillaje"
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