Con la taleguilla remendada tras las volteretas, vestido de torero, pero con la felicidad reflejada en su cara, Eduardo Ruiz de Velasco fue uno de los invitados del coloquio de este viernes organizados durante toda la Semana Grande por el Excelentísimo Club Taurino de Bilbao.
El joven novillero, flamante vencedor del II Memorial Iván Fandiño, agradeció a quienes hicieron posible este certamen la oportunidad: “Torear es un sueño y si nadie lo impulsa, naufraga. Hoy he sido triunfador pero otras veces me tocará vivir la parte dura de esta profesión”.
Ruiz de Velasco compagina el toreo con los estudios de Ingeniería Biomédica en San Sebastián: “Hice un pacto con mi padre, casi firmado en sangre, de que no iba a dejar los estudios. Evidentemente no me quiero dedicar a eso, pero me da una capacidad de trabajo y de esfuerzo que no conseguiría de otra manera”.
El novillero, que confesó ser “un poquito de Jerez, otro poquito de Burgos y desde hoy un poquito de aquí también”, explicó que no tiene ascendencia taurina pero que “sueño con ser torero desde que tengo uso de razón, me recuerdo en mi casa con una muletita en mi salón y tirándome a matar al sillón. Es lo que me mantiene vivo”.
Forjado en la Escuela Taurina de Palencia, recibió el consejo de Curro Vázquez, que completó el elenco de invitados con el ganadero Santiago Domecq y la aficionada mexicana Sol Sánchez: “Para ser torero hace falta afición y afición”, le dijo el maestro de Linares.
