La Revolera

El año de César Jiménez

Paco Mora
martes 20 de septiembre de 2011

Que los toreros son seres especiales y distintos es algo archisabido. Hace casi un mes que César Jiménez está haciendo el paseíllo, y justificándose ante los toros una y otra tarde, con una herida extensa y dolorosa abierta…

Que los toreros son seres especiales y distintos es algo archisabido. Hace casi un mes que César Jiménez está haciendo el paseíllo, y justificándose ante los toros una y otra tarde, con una herida extensa y dolorosa abierta. Un toro le reventó una pierna pero el torero no ha querido parar ni darse el mínimo cuartel, en esta temporada que indudablemente está siendo “la suya”. Ha hecho el esfuerzo desde sus comienzos y no quiere perder comba. Inasequible al dolor y a las dificultades que entraña esa circunstancia, César cuadra los hombros y sigue contra viento y marea. El resultado lo sabe toda la afición a la Fiesta de los Toros. Está abriendo casi todas las puertas grandes de las plazas en las que torea, sin que el desánimo haga mella en su voluntad de triunfo. Ha cogido la racha y no quiere pararse, demostrando que la voluntad es lo más importante que tiene el hombre. Y sobre todo el hombre-torero.

El de Fuenlabrada hace años que estaba siendo víctima de una notable incomprensión, tanto por parte de las empresas como de determinados medios de comunicación, que divulgaban la especie de que César Jiménez era un torero cogido con alfileres, endeble y un tanto cursi. Pero su campaña de 2011 está acabando con ese artificio nefasto para su carrera, y por fin parece que se está abriendo paso hacia el lugar que le corresponde en el podio de los triunfadores. Sacrificio, voluntad y calidades toreras se llama esa figura…

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