Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, es un tópico más grande que El Titánic, y también naufraga a poco que nos pongamos a darle vueltas al caletre los que ya tenemos más vivido que por vivir. Sobre todo en el toreo, tal aserto es un intento de querer epatar a la juventud con la sabiduría de la edad, que no es más que añoranza de un tiempo que ahora nos parece más feliz porque éramos jóvenes. Pero la vejez no garantiza la razón ni la sabiduría porque el que nace tonto, tonto vive y tonto morirá. Basta echar la vista atrás para comprobar que el hoy es mejor que el ayer, lo que abre la esperanza de que el futuro nos depare sorpresas más gratas y sorprendentes. Me refiero a la Fiesta de los Toros, claro.
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