Los naturales de Talavante y la ambición de Tomás Rufo en otra tarde de “No hay billetes”

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Abrió la tarde de plena expectación un toro de El Puerto de San Lorenzo con seriedad y mucha armonía. Muy bien presentado. Alejandro Talavante mostró las ganas con las que llegó a Madrid con el capote. Juan Ortega pegó tres verónicas y una media de las suyas. Mejores las del pitón derecho. Empezó la faena con un cartucho de pescao en los medios, el toro apuntó en esa primera tanda clase y humillación. Desarrolló dichas virtudes en una ajustada tanda que fue larga, de exigencia para el animal y de explosión para la faena. A partir de ahí le costó un poco al toro, que mantuvo su buena humillación aunque requirió algo de espacio. Talavante buscó entonces nuevos naturales de uno en uno. Estocada en lo alto al encuentro aprovechando la arrancada del toro. Oreja.

El cuarto fue un toro malandado desde que salió. Talavante lo cuidó con el capote, andándole para atrás. Sin embargo, se dobló con él en el inicio con más poder del que requería por su endeble condición. Se acabó muy pronto. Pinchazo, estocada y un descabello. Silencio.

El sexto tuvo dos perchas en su cara tocada arriba. Manseó mucho de salida por lo que el saludo capotero de Rufo no pudo ser muy lucido. Bien lidiado por Daniel Duarte tratando de encelarlo. Se echó de rodillas Rufo en un inicio explosivo. El toro continuó acusando mucho las querencias, con oleadas. El toledano se impuso a base de ganas. Cerca de las tablas le buscó las vueltas. El toro respondió con buena humillación, con buen gesto, aunque la tendencia a irse le pudo siempre que se sintió podido. Rufo se volcó en la suerte de matar pero se le fue la mano por lo que perdió el posible trofeo. Saludos tras petición.

El tercero fue un toro astifino, ancho de sienes. Muy en el tipo de la casa. Tomás Rufo se rompió con él desde que salió por verónicas. Excelente saludo. El toro mostró buena condición en aquellos primeros lances y en un medido quite de Talavante. En la muleta resultó un toro sin transmisión aunque con nobleza, pero desfondado. Rufo buscó la colocación con compromiso y buena disposición pero desconectó pronto la afición. Estocada. Silencio.

El quinto, acapachado y más suelto de carnes, fue un toro que apuntó debilidad pero no terminó de caerse hasta el punto de echarlo para atrás. Las protestas fueron a más. Juan Ortega empezó la faena muy templado. En el trincherazo resultó cogido viajando los pitones entre las piernas. En el momento de la cogida había unas inoportunas protestas que se callaron con el susto. Se levantó para seguir con el mismo compromiso, por el izquierdo el toro tuvo muchas complicaciones pero por el derecho el toro humilló aunque algo rebrincado. Ortega acarició con la mano derecha la embestida, echándosela hacia atrás. Hizo el toreo grande ante la sorpresa de Madrid. Hubo derechazos perfectos aunque sin poder rematar airosamente por la complejidad del pitón izquierdo. Media estocada. Ovación. Se fue por su propio pie a la enfermería.

El segundo de la tarde salió más desentendido. Muy suelto en los primeros tercios aunque hizo buena pelea en varas. Tomás Rufo firmó unas buenas gaoneras. Juan Ortega se dobló con él con torería pero enseguida se percató de la falta calidad de la embestida. La estocada cayó baja. Silencio.

Madrid. Jueves 23 de mayo de 2024. Duodécima de la Feria de San Isidro. Toros de Puerto de San Lorenzo, bien presentados. Noble y con mucha clase el primero, manso el segundo; desfondado el tercero, deslucido el cuarto, complejo el quinto con un buen pitón derecho y manso y huidizo el sexto. Alejandro Talavante, oreja y silencio; Juan Ortega, silencio y ovación con saludos; y Tomás Rufo, silencio y ovación con saludos tras petición. Entrada: Lleno de “No hay billetes”.

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