Tuve el privilegio de conocer personalmente al maestro Rafael de Paula a primeros de los años noventa y mantener con él cierta relación. Como torero, le vi por vez primera a finales de la década de los cincuenta en Granada, de novillero, alternando con Francisco Manzano y Francisco Rodrigo, y luego ya de matador de toros le vi muchas veces; todo el mundo sabe que fue un artista genial, que cuando se acoplaba con los toros era capaz de crear obras de arte inconmensurables, y como persona frecuentemente dejaba frases y reflexiones profundas que se debían tener muy en cuenta.
Además de la muy conocida frase, que todo aficionado seguro ha oído alguna vez, aquella de "el arte son unas bolitas que tira Dios sobre el mundo, y el que tiene suerte de coger una es un artista", voy a recordar especialmente dos, que no se las oí directamente, pues una la leí y la otra me la contó el maestro Pepe Limeño. Empiezo por la segunda. Una corrida de Miura en Sanlúcar de Barrameda en que estaban Limeño, Paula y un tercero. Un toro cogió a Limeño, que hubo de pasar a la enfermería, y desde allí a su casa, pues vivía en Sanlúcar, su ciudad natal, pero debía permanecer en cama. Después de la corrida, el maestro Paula y su gente se fueron a casa de Limeño a ver cómo estaba. Tras saludarle y preguntarle cómo seguía, hablaron más o menos de cómo había salido la corrida, y Paula le dijo: "Pepe, yo si Dios quiere esta ha sido la última que mato de Miura, nunca volveré a matar otra… -después hizo un silencio de varios segundos y continuó: "... bueno y si no quiere, tampoco".
La otra frase tiene a mi modo de ver más profundidad de la que en principio puede parecer: "Se torea como se baila o se canta, a compás. O se vive o ha de vivirse, a compás". Aquí la palabra compás tiene dos acepciones, la primera se refiere a que toreando hay que llevar el compás como se debe llevar cantando o bailando. Pero es que el maestro Paula, muchas veces, hablando de cualquier tema, decía, para referirse a alguien, que podía ser del mundo del toro o no: "Fulano o zutano tiene mucho compás". La primera vez que se lo oí fue refiriéndose a Álvaro Domecq Díez. Al principio no le entendía, y no le quería preguntar a qué se refería, hasta que con el tiempo descubrí lo que quería decir exactamente, y era que esa determinada persona, hablaba lo justo, en el momento justo, con el contenido y tono justos, que nunca se alteraba, es decir, que nunca perdía los papeles, como solemos decir habitualmente, y siempre salía airosa de cualquier conversación o situación. Es decir, que la persona que tenía compás, para el maestro Paula, nunca se alteraba demasiado, y sabía adaptarse perfectamente a cualquier momento y a cualquier situación.
Tener compás, según el maestro Paula, es una gran virtud, y llevaba toda la razón del mundo. Hemos de vivir adaptándonos al momento, nunca alterarse más de lo justo. Tanto me gustó esa frase que la tengo enmarcada en mi despacho, la leo todos los días por la mañana y procuro llevarla a la práctica.
Paula fue un genio del toreo que seguro cogió no solo una bolita de las que según él tira Dios sobre el mundo, debió coger varias. ¡Que Dios le haya perdonado y le tenga para siempre en su gloria!
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El compás de Paula
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