Pablo Hermoso de Mendoza sigue defendiendo su trono de figura indiscutible del toreo a caballo con la misma ambición y pundonor que el primer día. Es incombustible, para bien del aficionado que sigue disfrutando de la maestría de este torero de época y puntal esencial del rejoneo moderno. Acaban de concederle la Medalla de las Bellas Artes, aunque asegura que el mayor reconocimiento es el del público, que sigue esperándole en todas las ferias del mundo. Líder del escalafón con 50 paseíllos, acaba de aterrizar en México, donde volverá a cumplir con otros tantos compromisos hasta mayo y proseguir con la temporada española sin apenas descanso. 2015 ha sido un año en el que ha brillado su plenitud con el cénit, ya histórico, de haber indultado un toro en Nimes. Y todavía no ha dicho su última palabra.
- “Llevaré a México 27 caballos para afianzar otra cuadra y no arrastrarlos en cada viaje. Las figuras siempre van a viajar porque a la gente no le puedo privar de verlos”
- “Tengo firmadas en México 57 corridas hasta el 1 de mayo. Aunque a estas alturas no es lo que uno busca, la demanda sigue muy viva y fresca”
- “Cada año me toca echarle casta y hacer una temporada más extensa de lo que me gustaría. Pero me ilusiono y no sé decir que no”
- “Me apetece menos el espectáculo y más la esencia, lo que es eterno para toda la vida: el toreo de frente, reunirte al estribo… y hacerlo cada vez con más sutileza”
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