La revolera

El fenómeno Talavante

Paco Mora
lunes 28 de noviembre de 2011

Ayer domingo vi, en “El Canal de las estrellas”, la faena de Alejandro Talavante del domingo día 13 en la Monumental de México. Fue en un toro de regalo, que no acabó de romper hacia adelante, y por ello tuvo más mérito todo lo que el extremeño le hizo…

Ayer domingo vi, en “El Canal de las estrellas”, la faena de Alejandro Talavante del domingo día 13 en la Monumental de México. Fue en un toro de regalo, que no acabó de romper hacia adelante, y por ello tuvo más mérito todo lo que el extremeño le hizo. Del primero al último pase, su quehacer estuvo imbuido por una vena genial que pone a Talavante en un lugar de difícil clasificación en el escalafón. El torero dejó hace tiempo a un lado la cultura de la autoinmolación a lo bonzo que le había inculcado un apoderado visionario, y ha encontrado paso a paso y con sufrimiento su auténtica personalidad. Ahora no se parece más que a sí mismo y hace cosas que le nacen en la más pura inspiración. Se los pasa más cerca que cuando lo quisieron catalogar en el censo de imitadores de otro torero también único, y como le ha cogido el temple al toro mexicano torea con una despaciosidad infartante. Es distinto a todos y torea tan bien como el mejor. Y todo ello, envuelto en una personalidad que le ha convertido en el torero español que más llega a los tendidos de la plaza de Insurgentes, así como a los de Aguascalientes, donde se torea el toro con un trapío cercano al de Madrid. Además, en su puesta en escena no cabe la monotonía porque improvisa sin solución de continuidad, provocando que el público se levante como impulsado por un resorte. Atención a Talavante en el año 2012. Fenómeno habemus…

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