BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS

El general, el comandante y el cadete: batalla en los llanos de Ribalta

José Luis Benlloch
domingo 27 de marzo de 2022
El Juli anduvo en maestro consumado, exacto y sutil en la técnica; la faena de Roca tuvo naturales de mano rastrera, de los que duelen los nudillos, y temple largo, alardes varios y emoción desbordante; Rufo dio dimensión de figura en una tarde en la que los más bragados hubiesen sucumbido a la fuerza de los generales

La corrida de ayer quedará en el recuerdo. Tarde para pasados los años ser contada al calor de una lumbre. Batalla en los llanos de Ribalta podría ser el título. Frente a los grandes jardines de la ciudad… (podría comenzar) un general del estado mayor; un comandante de lo más aguerrido al frente de la revolución de los millennials que mueve masas; y un cadete poco menos que imberbe que se proclamó como alternancia a la cadena de mandos, Juli, Roca y Rufo, ese es el orden, ciencia, pasión y arte o todo a la vez, se batieron el cobre sin remilgos ni monsergas ante seis toros de Domingo Hernández de juego desigual e interesante. Y ante semejante espectáculo, ¿quién dijo frío?... ¿humedad?... Llevábamos casi tres horas de corrida, se llevaban los costaleros en volandas a los tres, cual héroes del mejor juego de tronos y de allí no se iba nadie. Era gozo, agotamiento, tantas emociones fuertes acaban desfondando y todos clamaban hosannas.

El Juli anduvo en maestro consumado, exacto y sutil en la técnica. Su primer trasteo tuvo precisión en los toques, en la distancias y en la colocación, amarró al toro en el arranque de faena, le quitó las distracciones y le bordó el natural

¿Que cómo torearon? Pues cada cual como es, lo propio elevado a la quinta potencia, para éxtasis colectivos de esa dimensión están prohibidas las deslealtades, uno apuesta por uno mismo y avanza, nada puede ser impostado, no hay tiempo, si acaso se mejora aquello que sea mejorable. Que si se dice que Juli torea retorcido, pues en días así se pone derecho y le quita una velocidad a su toreo de máxima precisión; que si la oposición señala que Roca torea lineal pues esta vez le dio curvatura a los muletazos y además de emotivo se templó y pasó por encima de las condiciones de un toro mansón que había armado un descalzaperros en varas; y si se piensa que un chavalote recién alternativado se puede acelerar pues llega el chavalote, se centra, se crece, se crece, arrea como es su obligación y emerge como un torero de mucha categoría. Eso es lo que pasó en Castellón, así que los pañuelos volaban por la balaustrada del usía con tanta prodigalidad como justicia, nueve veces, nueve y hasta una décima en azul al arrastre del sexto para premiar su juego y si hubiese dudas sobre su merecimiento para reconocer al interés del conjunto de la corrida de Domingo Hernández que con registros diferentes, incluso con sus toques de mansedumbre alternaron casta de la buena con genio, todos permitieron el triunfo y generaron interés.

La faena de Roca tuvo naturales de mano rastrera, de los que duelen los nudillos, y temple largo, alardes varios y emoción desbordante. El comandante tocó arrebato y la plaza fue una caldera

El Juli anduvo en maestro consumado, exacto y sutil en la técnica. Su primer trasteo tuvo precisión en los toques, en las distancias y en la colocación, amarró al toro en el arranque de faena, le quitó las distracciones y le bordó el natural. En su segundo lanceó con manos bajas y excelente ritmo hasta lograr una media monumental. Antes le había echado las rodillas al suelo en una larga para que se fuesen enterando los jóvenes de cuál era su ánimo, cariñoso en el consejo pero intratable en la exigencia. Lo pinchó y valió la pena, porque seguidamente le enjaretó el mejor natural de la tarde.

A Roca le devolvieron los dos toros del lote. Nada le inmutó, ni siquiera el desabrido y desclasado primero en el que se picó en quites con Rufo y acabó matando feamente. A su segundo lo domó, le consintió que embistiese a media altura y lo acabó toreando con arrojo y precisión. Hubo naturales de mano rastrera, de los que duelen los nudillos, y temple largo, alardes varios y emoción desbordante. El comandante tocó arrebato y la plaza fue una caldera a punto de explotar, en realidad explotó de puro júbilo.

Rufo dio dimensión de figura en una tarde en la que los más bragados hubiesen sucumbido a la fuerza de los generales. Y lo hizo desde la calidad, el asiento y la decisión

Rufo se consagró como alternativa a los grandes. Dio dimensión de figura, muy bien en su primero y mejor en su segundo en una tarde en la que los más bragados hubiesen sucumbido a la fuerza de los generales. Y lo hizo desde la calidad, el asiento y la decisión. Habemus torero importante.

Y hoy se cierra la feria con un cartel de auténtico lujo -Morante, Manzanares y Juan Ortega- y mejores pronósticos meteorológicos, toda una gran novedad en un ciclo ferial que se anunciaba como la mejor feria de la Magdalena y acabó en un ejercicio de resistencia ante los elementos, por esta vez ajenos.

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