El grito reivindicativo que pegó David de Miranda en Málaga, ante un lote serio y nada fácil de Victoriano del Río, debió crujir en los tímpanos de quienes tienen la responsabilidad de ofrecer a los aficionados aquello que hace que el personal busque con pasión entradas para acomodarse en las plazas de toros, y si no fue así deben pertrecharse de audífonos. Qué barbaridad de torero. Qué barbaridad de valor. Qué barbaridad lo que expuso ese hombre ante las pavorosas defensas, primero, de Enamorado, y después del fiero Jacarandoso. Olvidarse del cuerpo y entregar su alma de torero sin otra condición que la de sublimar el arte de la lidia, esa verdad desnuda de artificios y plena de recia torería no se le puede hurtar a los públicos. Sería un clamoroso atentado a la cordura.
Faltaba que uno de los muchos e importantes triunfos de los que ha logrado el torero de Trigueros desde que tomó la alternativa en Huelva de manos de José Tomás, allá por la temporada de 2016, y de la que salió en volandas después de cortar dos orejas al toro Distante, también del ganadero de San Agustín de Guadalix, tuviera una caja de resonancia de la importancia de la televisión en abierto, en este caso la de Canal Sur, en un coso tan reputado como lo es últimamente el de la Malagueta, y en una tarde de máxima expectación como son las que está acartelada la figura que es Roca Rey, digo que faltaba ese golpe de fortuna para que saliera a la luz toda la grandeza de un torero valiente a carta cabal.
Todo esto era necesario para que afloraran las conquistas de este torero que, para más mérito, hay que recordar que como consecuencia de una fea cogida estuvo a punto de no poder volver a torear. Y esas conquistas, las que se me vienen con mayor nitidez a las teclas del ordenador, son las que tuvieron como escenario la plaza de Las Ventas, en la que el 24 de mayo de 2019, lograba una de las puertas grandes más soñadas por la torería. Le siguió esa misma temporada la salida a hombros del imperial coso de Nimes. Pero es que tan reciente como ha sido la última feria de abril sevillana, logró el honor de cruzar el dintel de la Puerta del Príncipe después de cortar tres orejas a una seria corrida de El Parralejo.
Gritos como el de este David, hacen que la tauromaquia sea cosa muy grande.