El Instituto Juan Belmonte presentó este miércoles en Casa Patas de Madrid “Conversaciones en la catacumba”, un ciclo de conferencias bimensuales que pretenden poner en el centro del debate público “asuntos incómodos asentados en prejuicios y arrasados por la espiral del silencio”.
La primera de esas conferencias, titulada “Alrededor de la cancelación” fue presentada por el director del IJB, Chapu Apaolaza, y contó con las intervenciones de Edu Galán, escritor, guionista y crítico cultural, y Rebeca Argudo, columnista. Borja Sémper, político y escritor, que también estaba anunciado para la conferencia, participó telemáticamente por motivos sanitarios.
Los ponentes reflexionaron sobre cómo afecta la cultura de la cancelación en distintos aspectos de la vida, como en las redes sociales. Al respecto, Rebeca Argudo afirmó: “Ya no sabemos quién ejerce la censura. Antes era el poder, pero ahora con las redes sociales es el de al lado el que quiere que te censuren. Pero como no pueden callar a la gente, te mandan al lado oscuro o te llaman fascista”.
Cuando esta corriente afecta a la tauromaquia, afirma Borja Sémper, ya no va de si te gustan o no los toros, sino que implica un ataque a la libertad: “Yo no soy taurino, he ido muchas veces a la plaza, pero no he conseguido engancharme a la pasión. Pues bien, todo esto pasa a un segundo plano para mí cuando se pretende acabar por imposición con la fiesta de los toros, porque ese ataque a la libertad es un ataque contra todos. A algunos les parecerá un motivo pueril, pero por ese ataque yo soy taurino”. Un argumento compartido por Edu Galán, quien aseguró: “Me da igual lo que le ocurra a los toros, pero no me sitúo en el animalismo, una corriente ideológica que no me merece ningún respeto. Me rebelo contra los que dicen que los que van a los toros son unos psicópatas y los que no van son bellísimas personas”.
El acto, que colgó el “no hay billetes”, acabó con un alegato a la libertad de expresión por parte de los ponentes: “No hay un mínimo de cancelación aceptable. Hay que proteger la libertad de expresión, aunque no estemos de acuerdo con lo que se dice. Lo peor de la cancelar es que te estás silenciado a ti en primer lugar. Hay que combatir los peligros que acechan a la libertad”, concluyó Argudo.