La pandemia del coronavirus ha hecho que muchos profesionales del mundo del toro tengan que reinventarse para salir adelante de esta complicada situación. Sin festejos y discriminados por el gobierno, han tenido que buscar otras salidas profesionales para poder vivir.
Es el caso del torero de plata David Navalón “El Jaro”, que esta temporada no se ha vestido ni una tarde de luces. ¿Cuál ha sido su salida? La elaboración de monteras de torero, una labor artesanal que estaba cayendo en desuso porque actualmente son muy pocos los que se dedican a tal menester.
“Me ha salvado el año”, admite El Jaro, quien ha irrumpido con éxito en esta actividad artesana. “Me va muy bien porque tengo muchos pedidos, tanto de banderilleros como de matadores de toros”, explica.
¿Cuál es la clave de este nuevo éxito? “Son monteras muy bonitas y económicas, tan solo a 200 euros. Están hechas con cordón de terciopelo y se asemejan mucho a las de morita, que por contra son mucho más caras”. Ahora tiene en mente algunas innovaciones: “Hacerlas con cascos más transpirables, con materiales de mayor calidad y bordados personalizados, de hecho, estoy haciendo algunas con bordados de color”.
Es necesario recordar a su maestro y ahora socio, Félix Guerra. “Lleva varios años haciendo monteras y es él quien me enseñó durante el primer confinamiento. Estamos los dos en el equipo y funcionamos muy bien. Había que buscar otra cosa para dar de comer a la familia”, asegura David. Su ilusión es ahora mismo vestirse de luces cuanto antes y hacerlo calándose una montera elaborada con sus propias manos, uniendo así sus dos pasiones: el toreo y la confección de monteras.
