REPORTAJE

El Juli: donde todo comenzó…

José Ignacio Galcerá
viernes 15 de septiembre de 2023
Este próximo domingo 17 de septiembre, El Juli se despedirá de Nimes, la plaza en la que hace veinticinco años se convirtió en matador de toros e inició una carrera de leyenda

Marcaba el reloj las cinco y cuarenta y siete minutos de la tarde. Era el 18 de septiembre de 1998. El Coliseo como testigo de un hecho histórico: la alternativa del que iba a convertirse en ese momento en el matador de toros más joven de la historia. Apenas quince años le contemplaban. Vestido con un terno blanco y oro, el maestro José María Manzanares le cedió la muerte del toro Endiosado, número 52, de 505 kilos, colorado ojinegro, de Daniel Ruiz. Ortega Cano completaba aquel cartel, ejerciendo de testigo. No cabía un alfiler en Nimes, se colgó el cartel de “No hay billetes”.

Dos días antes del acontecimiento, El Juli se había despedido como novillero en Albacete cortando cuatro orejas, a utreros también de la divisa manchega con la que se doctoraría, y cinco antes del día D, como único espada, estoqueó seis novillos, uno de ellos de Victorino Martín, colgando de nuevo el cartel de “No hay billetes” en Las Ventas. Ese día abrió la puerta grande tras cortar las dos orejas del novillo Afanes, de Alcurrucén, lidiado en quinto lugar, en el que fue su debut en la monumental madrileña. Convertido en un fenómeno de masas sin haber matado todavía un toro, ese año también saldría a hombros de plazas como Zaragoza, Córdoba, Castellón, Nimes, Dax, León, Toledo, Cáceres, Segovia, Badajoz, Santander, Mérida, Salamanca... acabando la temporada como líder del escalafón, con cincuenta y siete novilladas, cortando ciento cuarenta y una orejas, y ocho rabos.

Nimes fue el punto de partida de su historia, el kilómetro cero de una carrera de ensueño. El Coliseo despidió al niño prodigio y alumbró a una figura del toreo, a un torero de época que revolucionó y removió los cimientos de la Fiesta. Veinticinco años después se va instalado en la cima. Esta próxima feria de la Vendimia, el domingo 17, supondrá uno de sus últimos compromisos antes de poner un punto y seguido a su vida, cerrando una etapa en la que asumió desde el primer momento el peso de la tauromaquia. Con motivo de la celebración de su vigésimo año de alternativa, El Juli concedió una entrevista a APLAUSOS en la que recordaba cómo fue aquella jornada de su alternativa: “Fue un día muy especial, sin duda. Hay imágenes que se van difuminando pero tengo también momentos y anécdotas que son imborrables”.

El Coliseo alumbró a un torero de época que revolucionó y removió los cimientos de la Fiesta. Veinticinco años después se va instalado en la cima

El maestro Manzanares se implicó desde el primer instante en la alternativa de El Juli, que rememoraba no solo lo que le dijo el recordado torero de Alicante, sino también el detalle que tuvo con él horas antes de que se vieran las caras en el ruedo: “Las palabras de la ceremonia fueron muy cariñosas, diría que las normales en una alternativa, pero lo que sí tengo es un gran recuerdo del maestro. No olvidaré nunca que me mandó llamar y antes de la corrida me invitó a estar con él en su habitación, estuvimos un rato hablando y de ese día es uno de los recuerdos más especiales que guardo. El maestro Manzanares significaba mucho para mí y, ahora que ya no está con nosotros, recordar ese detalle que tuvo conmigo me llena de nostalgia”.

Lejos de lo que pudiera parecer por la madurez y el aplomo que demostraba en la plaza aún siendo un niño como era, El Juli reconoce que le impresionó todo lo que envolvió su alternativa: “Me impresionaba mucho todo. Una de las situaciones que más llama la atención cuando das el paso a matador de toros son los compañeros. De novillero toreas con gente de tu edad, de tu entorno, los conoces incluso, pero de un día para otro te encuentras al lado a señores adultos, a figuras del toreo con una categoría y una fuerza que, lógicamente, impresionan. A mí me impactó mucho sentir el contacto y la presencia de toreros como Manzanares y Ortega Cano ese día”.

El Juli llegaba lanzado de su etapa como novillero y la alternativa se celebró en medio de una gran expectación y con un interés mediático enorme: “Tuvo una repercusión grande, es cierto, y a ello ayudó mucho la tarde de los seis novillos en Madrid unos días antes, que fue uno de los grandes pasos de mi vida como torero; también el factor de la televisión, que siempre multiplica la repercusión de lo que se hace; y, por supuesto, la tarde en sí, que tuvo mucho contenido y un gran ambiente. Luego el escenario, Nimes, que es una plaza que por iniciativa de Simón Casas siempre ha tenido las puertas abiertas para este tipo de acontecimientos. Históricamente ha habido grandes alternativas allí y no cabe duda de que en aquel momento la mía tuvo mucha fuerza a nivel taurino y social”.

“Aquel día cambió mi vida de manera radical. Tenía una idea de cómo podía ser mi carrera pero ni soñándolo sale como ha salido”

De Nimes salió como figura y el próximo 1 de octubre en Sevilla pondrá punto final en el mismo lugar de privilegio donde comenzó: “Aquel día cambió mi vida de manera radical aunque no me podía imaginar todo lo que ha venido después. Tenía una idea de cómo podía ser mi carrera, unas ilusiones, pero en mi caso la realidad ha superado los sueños con mucha diferencia. Cuando empiezas crees que se van a dar una serie de pasos, poco a poco, sin embargo a mí me sucedió todo de repente y de una manera muy distinta a como me lo imaginaba. Era impensable arrancar con la alternativa y de un día para otro situarse en los mejores carteles, con las figuras, en todas las ferias y con una expectación fuera de lo normal… ni soñándolo sale así”.

ASÍ LO CONTAMOS

“Con este Juli, el toreo recibe una botella de oxígeno, yo diría más, una tormenta de oxígeno que llega en un momento de oro”, arrancaba la crónica para Aplausos de Luis Ortega. “De El Juli les puedo contar que se trata de un caso raro -ya lo dijimos hace dos años cuando toreó aquí en Nimes sin caballos-, es un portento de arte, saber y poder delante de un toro. A larga, media y corta distancia, toreo como el mejor. Si un toro le embiste cuarenta veces, es capaz de aprovecharle cuarenta y dos, dirige a los miembros de su cuadrilla como un maestrazo del toreo. Con el capote torea como cada toro necesita, y en los tercios de quites, sigue toreando sin desparasitar volviendo loco al personal. Con las banderillas, superior, con la muleta, matrícula de honor y con la espada pincha cuando la espada da en hueso, pero la suerte la hace perfecta. Un auténtico diablo”.

La crónica de aquel día la finalizaba Luis Ortega así: “Al salir de la plaza, algunos aficionados decían: ¡Que viene El Juli! ¡Que viene El Juli”.

Síguenos

ÚLTIMAS NOTICIAS

Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando
Cargando