¿Qué ha pasado aquí? De momento, dos cosas inesperadas. Una: que pese a la efervescencia política que parecía vivir este país, casi un cuarenta por ciento o ni se ha enterado o no ha hecho ni puñetero caso a algo tan importante como decidir a través de las urnas el futuro político de un país. Y entre unas cosas y otras hemos llegado al laberinto. Posiblemente sin solución o con un remedio de pura ingeniería política.
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