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El orgullo de un ganadero

Domingo que estás en los cielos. Domingo Hernández digo. Te dio tiempo a bautizarlo y le pusiste Orgullito, como si presintieras que sería uno de tus orgullos como ganadero. Le tocó en suerte a El Juli en la Feria de Abril de Sevilla. Y a tal señor, tal honor. El de Velilla de San Antonio le hizo una faena antológica. Bravo, noble, repetidor e inagotable en sus embestidas, arrastrando el hocico y haciendo un regatón en el rubio albero maestrante siguiendo la sabia muleta del torero, daba gloria ver a Orgullito meter la cara en el rojo trebejo toricida. La plaza se convirtió en un manicomio a los diez muletazos, y comenzaron a aflorar los pañuelos solicitando el indulto para ofrecerte el mejor homenaje que se le puede rendir a un ganadero. Tu sonrisa en el burladero de la gloria, donde veías la corrida, era como si dijeras: “Ya sabía yo que este sería un toro de bandera”.

No te cuento cómo estuvo Julián con Orgullito porque seguro que lo has visto mejor que yo, aunque haya sido desde arriba con perspectiva de pájaro. Pero por si las lágrimas de emoción te velaron la visión en algún momento, te diré que El Juli dio un curso de cómo se torea con verdad y sentimiento. Tu hijo se pasó todo el tiempo que duró la larguísima y emotiva faena del matador proyectando su mirada al cielo a ver si se encontraba con tus ojos. Y cuando el usía sacó el anaranjado pañuelo, rompió a llorar pensando en cómo habrías disfrutado si hubieras estado a su lado. Craso error, porque tú estuviste junto a él mientras la plaza entera bramaba emocionada por tanta bravura.

Domingo, como todos te hablarán solo del toro indultado, te diré que de seis toros te salieron tres y medio de lujo. Que el lote menos factible le tocó a Talavante, y que Ponce también estuvo, con ese medio toro del que te hablo, como el maestro incuestionable que es desde hace tanto tiempo. ¿Te acuerdas de aquel día, hace más de treinta años, que nos conocimos en la plaza de toros de Toledo? Junto con Matías Prats, yo televisaba una corrida tuya que mataron Jesulín, Litri y Manuel Díaz “El Cordobés”. Me dijiste que eras yerno de Pichorrongo y que me lo decías porque sabías que yo era muy amigo de Pedrés y éste era uña y carne con tu suegro. Desde entonces nos encontramos muchas veces y siempre fuiste extremadamente cordial conmigo. Ni una sola vez te quejaste ni me pusiste mala cara por mucho que te hubiera criticado el comportamiento de alguna de tus corridas. Por eso, porque sé que fuiste un hombre bueno y cabal es por lo que más me he alegrado de que tu Orgullito haya sido esta tarde en la Maestranza un auténtico orgullo de la ganadería brava española.

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El orgullo de un ganadero

Paco Mora

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