La revolera

El Rey ha vuelto: ¡Viva el Rey!

Paco Mora
sábado 03 de mayo de 2014

Todas son reapariciones pero con matices. ¿O vamos a comparar la de JT en la “monumental” de Juriquilla con la del chivano en la Feria de Sevilla? La de Ponce tiene el alto sentido de la responsabilidad de un figura de época y la del de Galapagar es una jugada comercial más...

¿Cómo está tu mujer? Le preguntó un amigo y el hombre contestó: ¿Comparándola con quién? El amigo se refería a la salud, pero el otro estaba pensando en otras cosas. En el caso de la reaparición de Ponce en Sevilla después de una grave cornada que por medio centímetro no le costó la vida, no hay más remedio que acordarse de otras reapariciones con cornada o sin cornada y establecer comparaciones. Todas son reapariciones pero con matices. ¿O vamos a comparar la de JT en la “monumental” de Juriquilla con la del chivano en la Feria de Sevilla? La de Ponce tiene el alto sentido de la responsabilidad de un figura de época y la del de Galapagar es una jugada comercial más, dentro de una medida planificación para llevarse otra “billetá”, aplicando al “gesto” la ley del mínimo esfuerzo para alargar el misterio un año más. Y van…

Una cosa es ser una gran estrella del firmamento taurino de todos los tiempos, y otra el chisporroteo de la luz de San Telmo en el palo mayor de un barco en una noche tormentosa de verano. Lo primero es ser luz y faro del océano eterno del toreo y lo otro el chispazo de un momento que dura menos que se tarda en contarlo. Basta ya de papanatismo, que se retroalimenta a sí mismo con sus propias exageraciones y deificaciones santurronas, y otra una verdad tangible y cuasi sólida de tan evidente y veraz.

¿Y sabe usted por qué se ha empeñado Ponce en reaparecer este sábado día 3 de mayo en la Maestranza? Porque es consciente de que un trono no puede estar vacío después de una batalla, más que el tiempo justo para restañar las heridas del monarca. ¿Y qué es eso de que todos deben ser iguales a la hora de cantarles las gestas y los gestos? En el toreo, como en todas las cosas de la vida todos deberíamos ser iguales, pero, desgraciadamente, algunos son más iguales que otros. Así es que se impone gritarlo a los cuatro vientos: El Rey del toreo ha vuelto: ¡Viva el Rey!

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