Yo estoy indignado. No hago pandilla con nadie, pero estoy indignado. Por dos cuestiones, porque hemos instalado en nuestras vidas la indiferencia frente a casi todo. Y con ello, quizá estamos viendo desaparecer lo que es base de lo civilizado: honor, justicia, dignidad, libertad. Vivimos tiempos de una nueva barbarie, matizada por lo científico, por la tecnología. Con ella nos creemos civilizados. Pero los medios, la tecnología, son usados por el poder para mandar cada día mensajes de miedo y hacernos indiferentes ante la perversión de los que mandan.
