La imaginación en tiempos de cuarentena puede llegar donde nunca habíamos creído. Las ganas que tienen de toros los aficionados se sacian como buenamente puede cada uno. En el caso de este municipio castellonense y ante la ausencia de su fiesta más singular, los bous al carrer, unos vecinos han ideado un original toro embolado con un carro de la compra. Cualquier cosa vale para imaginar, tan siquiera por un momento, que todo esto es una pesadilla.