Pese a las payasadas de un tal doctor Mosterín, que asegura que el toro es un animal inofensivo, y al hecho real de que la ganadería brava española adolece de falta de casta, este verano peligroso, versus Hemingway está resultando especialmente sangriento. En los meses álgidos de la temporada han ido a parar al hule matadores, novilleros y subalternos, quizás en mayor proporción que otros años. Ha habido cornadas tremendas como las de José Tomás, Julio Aparicio, Sergio Aguilar y Luis Mariscal. Cornadas cuya documentación gráfica produce escalofrío. Excepto JT, cuyo proceso de curación se complicó, todos los demás han reaparecido o están a punto de hacerlo.
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El verano sangriento
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