El veneno antitaurino hace estragos. El tal Petro, cuya derrota celebrábamos hace un par de domingos, daba paso a un nuevo alcalde de Bogotá, que ya lo fue en dos legislaturas, que parece que le gustaban los toros y que nunca se metió con el asunto taurino. Pues bien, Petro se va a su casa o dónde esté más a gusto y el nuevo alcalde, el señor Peñalosa, deja helados a los aficionados colombianos asegurando que en su mandato tampoco habrá toros en la Santamaría. Nos ha dejado hechos puré. Un tipo moderado, que fue habitual en la plaza, de una derecha no extremista, pues ni aun así. El veneno y lo que haya detrás está ganando batallas.
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