Vísperas de las grandes ferias sanjuaninas. Toros y fuego para celebrar la llegada del verano. Así fue siempre. Entramos en la recta que ha de hacer buena toda la movida invernal que este año incluye mucha esperanza: maestros en plenitud, decididos a defender sus estatus, y jóvenes crecederos que ya derribaron las barreras de los intereses y a los que ya no les puede parar nadie más que la suerte o sus distracciones. Y a todo ello hay que sumarle ese verso libre, José Tomás, que reparte sus bendiciones según su criterio, esta vez ha incluido, y hay que agradecérselo, dos ferias que habitan en territorio difícil: Alicante, donde la concejala de Bienestar Animal, la tal Marisol la Roja -¿para cuándo una concejalía de bienestar humano?- da la vara constantemente hasta el mismísimo ridículo, exigiendo el cierre de la plaza, y San Sebastián, donde a punto estaban de derrocar una de las obras más hermosas de la Tauromaquia moderna, Illumbe, el sueño altruista de un empresario al que se le reconoce modélico, llamada a dinamizar económica y culturalmente la ciudad.
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