Leyenda del toro bravo, la ganadería de Jandilla transita hacia el futuro a través de un presente de regularidad y armonía. Borja Domecq es mucho más que un ganadero de éxito, es un estudioso del toro bravo que atiende continuamente a las preferencias y gustos del público. Lo admite y lo pone en valor mediante un discurso que denota sabiduría y eficiencia. Habla de las hechuras, de la bravura efímera, de los distintos tipos de movilidad, del toro del futuro y de la embestida del presente. El ganadero afirma que la regularidad ha acompañado a los resultados de su divisa durante el pasado ejercicio, como viene ocurriendo, ahí están las cifras, a lo largo de la última década.
- “Hoy es muy raro el caso de la ganadería que en su cuenta de resultados no tenga números rojos. En mi caso, el día que por criar toros tenga que poner en riesgo mi patrimonio familiar, lo dejaré”
- “Sin duración, no hay bravura. Ese animal que se deja todo el fondo en el caballo no es bravo. Bravo es el que llega al último tercio con poder para humillar y repetir cincuenta veces frente al sometimiento del torero”
- “Las hechuras actuales son una equivocación pero hay que asumirlas. El que no las asuma está condenado a la desaparición”
- “La regularidad marca la esencia de una ganadería y yo llevo diez o doce años con un comportamiento constante, logrado con trabajo”
(Foto: Arjona)
