El tiempo parece detenerse en Zahariche, el templo bravo de la familia Miura. Se están echando las monturas a lomos de caballos camperos, las colleras de garrochistas ultiman los preparativos, templan los nervios y prueban los palos. Primavera en la llanura, hermosa y profunda. En el horizonte, cumplir con el rito. Tentadero de machos en casa de Miura. Así ha sido siempre…así será hoy.
Tenemos el día por delante y más de 30 becerros que se examinan de bravura
Eduardo Miura: “Mantenemos las tradiciones pese al dinero, hay cosas que no se pueden perder”
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