La pincelada del director

En la nube de las ideas

José Luis Benlloch
lunes 02 de marzo de 2015

El fin de semana tenía alicientes. Se apostaba por la promoción, santa palabra, imprescindible concepto, tantas y tantas veces mentado en vano y otras tantas veces olvidado. El caso es que el finde prometía. Era como darle un empujón al invierno que ya comenzaba a cansar. El mucho bla, bla y el poco toreo, acaban aburriendo. El interés promocional estaba en los salones pero sobre todo en los ruedos. Por un lado el Congreso de Albacete, nacido como una especie de brindis al sol, finalmente no parece haber roto los pronósticos. Acabado el Congreso estamos donde estábamos, en la conveniencia de blindar la Fiesta o en la necesidad de buscar ingresos externos aunque no se dijo dónde encontrarlos. Pero también en la inoperancia de la Administración, en el servilismo o, mejor, digamos en la educada adaptación de quienes deben exigir y no exigen y andan tan encantados de haberse conocido como poco reivindicativos con tal de lucir palmito en la corte ministerial. Entiendo que acostumbrados al ninguneo institucional, acciones como la de Albacete, que no estaría de más si llevasen las conclusiones a la práctica, suenen hasta bien pero no nos podemos engañar ni mucho menos confiar. Mientras no se demuestre lo contrario, lo de Albacete tiene pinta de estación término, cuando lo que hace falta es una pista de despegue.

Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1953

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