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"En Nimes compuse una corrida que un veedor nunca hubiese reseñado y fue un éxito"

"Compuse una corrida seria, con algún toro de Madrid, un lote que seguramente un veedor nunca hubiese reseñado por las caras pero me respetaron, pero además elegí toros por encima de lo que era Nimes porque la empresa quería subir el nivel del toro. Aun así, ya te digo, me respetaron..."

"Dejar de ser el sobrino de Victorino no fue fácil" (CAPÍTULO I)

"Una ganadería a base de pienso es inviable" (CAPÍTULO II)

"Soy ganadero de aficionados, hago el toro que a mí me gusta" (CAPÍTULO III)

-Mi gran satisfacción esta temporada fue la corrida de Nimes. En Soria, el año pasado, con motivo de la alternativa de mi sobrino, me acerqué a Castella, al que no conocía, y le dije que no habíamos tenido suerte con mi corrida en Madrid, que lo sentía mucho y me dijo que no me preocupase. “Alguna más mataremos”, añadió y este año la volvió a pedir en San Isidro. Toreó un toro a la perfección. Poco después un hombre suyo me dijo que Sebastián quería matar seis toros en Nimes, que si yo tendría una corrida buena. Quedé en contestarle, di una vuelta por el campo y le dije que sí. “Pues dice el matador que la elijas a tu gusto y que adelante”, me contestó. Imagínate la responsabilidad y encima televisada. Compuse una corrida seria, con algún toro de Madrid, un lote que seguramente un veedor nunca hubiese reseñado por las caras pero me respetaron, pero además elegí toros por encima de lo que era Nimes porque la empresa quería subir el nivel del toro. Aun así, ya te digo, me respetaron, nadie puso ninguna traba, quiere decir que me dejaron toda la responsabilidad a mí, toda...

Estamos en los postres. La entrevista se va remansando. Una tarta de queso, su postre favorito, un descafeinado para él, un cortado para mí, una vuelta de cucharilla y otra y otra y otra para enfriarlo todo un poco, un saludo a una colega de Guadalajara, me la presenta, Sandra, la hija de Pedro Sopeña, de la que se deshace en elogios. “Ahí donde la ves hace ella los encierros a campo abierto que tan de moda se han puesto por su tierra”, me cuenta. Adolfo ha frenado la charla, parece pensar las palabras.

-Ese día de Nimes sentí mucha responsabilidad. Sabía que si no embestían mis toros le iban a decir a ese hombre que estaba tonto, que como se le ocurría matar seis míos. Si no hubiesen embestido lo hubiesen pelado, seguro, y eso me creaba mucha desazón, pero afortunadamente embistieron y Castella estuvo extraordinariamente bien. Si llega a matar...

-¿Esa fue una de tus grandes satisfacciones?

-Sí. Ha habido varias, pero sí. El toro indultado de Santander, la corrida del año siguiente al fracaso de José Tomás, ese día nos llevamos todos los premios de San Isidro, al primero ya le habían dado la vuelta al ruedo, la del lanzamiento en Madrid, claro, son muchas pero ese día de Nimes fue una gran satisfacción por mí y por el matador.

-¿Te has quedado con las ganas de que algún matador concreto matase una corrida tuya?

-No. Bueno, si hubiese estado en activo me hubiese gustado mucho que Andrés Vázquez matase una corrida mía, sí. Él entendía este encaste como nadie. Los toreaba extraordinariamente desde que se abría de capa. Él fue quien lanzó esta ganadería con el toro Baratero.

-Dices esta ganadería porque lo de Victorino y lo de Adolfo, por mucho que se haya dicho, es lo mismo.

-Claro.

-En ocasiones desde la otra frontera se ha insistido en que no.

-Era lo que tocaba decir, pero es que sí. Te cuento y opinas.

-Cuéntame.

-Cuando hice el trato con mi tío, me llevé cien vacas que estaban en el hierro de la V, que era el hierro de la Asociación que teníamos desde el año cincuenta y dos. Setenta vacas que nos llevamos andando, otras treinta que nos llevamos a Galapagar y la parte de machos que entonces era muy corta. Aquellas vacas eran las nietas y las biznietas de las veinticinco añojas que en el año 1965, cuando ya teníamos las tres partes de Escudero Calvo, se herraron con el hierro de la V. Por eso las familias no son las mismas salvo alguna confusión, algunas becerras que tenían que llevar la A se le pondría la V y también al revés, pero nunca más allá de lo que se puede entender como una confusión lógica, de las que se producían en el campo cuando no había tantos papeles.

-Entiendo.

-La suerte de esta ganadería es que no han pasado nunca unas para allá y otras para acá. Cuando en una casa había dos hierros siempre existía la tentación cuando salía una becerra buena herrarla con el principal y al revés, cuando no era buena le ponías el otro. Aquí nunca se hizo así, salvo confusión como te digo. Tanto es así, que Julio, el mayoral, me contaba que ellos tenían pocos Madroñitos, una familia muy buena, y que en un herradero a una Madroñita la herró con la A y mi tío que se dio cuenta del error le dijo que no lo hiciese más. Por eso hay familias que él no tiene o tiene poco y yo sí tengo. Lo que no se puede hacer es ir traspasando continuamente, lo bueno a un lado y lo malo a otro.

Entre las familias fundadoras de la ganadería de la V, me señala Adolfo, están las Aviadoras, Comadronas, Madroñas, Lagartijas… “Una curiosidad, el toro Mulillero que fue uno de los más bravos que han salido de esta casa era de una Lagartija, aún no sé por qué le pusieron Mulillero que era un nombre que no existía y además llegaron seis vacas que, fruto de esas confusiones, se habían herrado con la V, una Murciana, una Bolinchera, una Mosquera, una Bordadora que estaba muy en Ibarra, y una Buscadora”, me ha recordado de carrerilla.

Victorino era quien hacía los tentaderos de los dos hierros. El último que hizo con las vacas de la V fue el año 1988. Tentó treinta y aprobó sólo tres, ese era el grado de exigencia. Recuerda Adolfo, que cuando se llevó las vacas su primo le advirtió que entre las desechadas había vacas muy buenas que se podían recuperar, que lo que había pasado es que la ganadería se estaba haciendo muy larga para lo que deseaban y le habían dado leña a tutiplén. Y de las vacas que recupera las hay, me dice Adolfo, que han dado unos resultados magníficos y me menta a la Escribiente de la que sacó un gran semental.

-Ese es un misterio de la ganadería, que de vacas medias-buenas pueden salir grandes productos. Eso es lo que pasó.

-Acabemos por esta semana. ¿A ti cómo te gusta que denominen lo tuyo, albaserradas, saltillos, victorinos…?

-Esto es Albaserrada lo que pasa es que a mí me ha gustado el toro muy fino y me he ido más a la línea Saltillo, dilo así. Eso a cuenta de que la ganadería se me haya quedado más chica y más fina.

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"En Nimes compuse una corrida que un veedor nunca hubiese reseñado y fue un éxito"

José Luis Benlloch

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