Fuerte, seguro, más pasional, más personal, más convencido que nunca, Miguel Ángel Perera ha dado en agosto un golpe de tuerca a su entidad de figura del toreo y a su propia tauromaquia. Firme como siempre, valiente, cabal, dominador y ahora dueño del muletazo largo, encajado y profundo. Él mismo lo admite y el toreo lo reconoce. Su lucha personal está dando sus frutos. Bilbao como estandarte, como ejemplo y reafirmación de un torero cada vez más grande. La plaza ha dictado su ley, el extremeño ha vuelto a su sitio y ha dado la talla donde siempre la dio: con la muleta en la mano.
- “En el campo estamos liberados de presión y solemos atrevernos a hacer cosas que no hacemos en la plaza por el qué dirán”
- “La de Bilbao ha sido una de las tardes más importantes de mi carrera, ha abierto un nuevo camino en mi tauromaquia”
- “La temporada se puso muy cuesta arriba, pero sabía que mi arma era la espada y la muleta y la plaza mi territorio para hablar”
- “Me ha obsesionado ganar en largura en el muletazo. Ahora he logrado más reunión, más poso y más intensidad”
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(Foto: Arjona)
