Explico el titular. Cuentan que un día en una tertulia gaditana de partidarios del genial Rafael de Paula, andaban algo cabizbajos tras una actuación poco afortunada de su ídolo. Pero según pasaban los días la pasión y la imaginación fueron cambiando el ambiente. Y alguien dijo: “Pero aquella verónica que dio no la mejora nadie”. Otro se animó rápido: “... y aquel comienzo por bajo a dos manos, ¿cuándo se ha visto algo mejor?”. Y uno tras otro fueron multiplicando una tarde gris hasta convertirla en una tarde casi histórica. En aquella deriva uno sentenció: “Les digo a ustedes una cosa: como toreó Rafael esa tarde no se puede torear mejor”. Y un contertulio algo despistado y que no pertenecía a la peña de acérrimos del torero, no estaba muy de acuerdo. Entonces el partidario de Paula añadió: “No sólo estuvo enorme sino que ese día estaba tan inspirado que vino a verle el Espíritu Santo”.
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