El actor, dramaturgo y escritor Albert Boadella dedica varias páginas de su nuevo libro, Diarios de un francotirador. Mis desayunos con ella, a glosar la figura de Enrique Ponce, a quien le une una gran amistad. Boadella ensalza el concepto del toreo del diestro de Chiva, así como su capacidad para crear belleza y arte.
En Diarios de un francotirador. Mis desayunos con ella, de la editorial Espasa-Calpe, se muestra a un Boadella irónico, perspicaz, malicioso e incisivo, que habla sobre la vida española de los últimos tres años haciendo un repaso de la política, las artes, los medios, la corrupción, el teatro, el medioambiente, la tauromaquia o el nacionalismo. A continuación, algunas de las líneas que Boadella dedica a Ponce:
"Enrique Ponce muestra siempre una sensación de facilidad, en la misma línea que los grandes artistas, los cuales, por su destreza, dan la sensación de que el arte es algo sencillo y al alcance de todos. Cuando Enrique inicia una faena, despierta al instante un sentimiento de emocionada tranquilidad en el público. Obviamente, sabemos todos el riesgo que entraña su toreo, pero este hombre tiene la facultad de atenuar la sensación de angustia para que prevalezca puramente el arte, sin trampas emocionales”.
"Su toreo no consiste en lanzarse previamente a la exhibición personal. Al entrar en la plaza, se olvida conscientemente de su yo para encarar la lidia hacia el descubrimiento de las mejores dotes del animal, situándose en un plano de enorme generosidad y reverencia con el toro. Sus faenas son actos de amor hacia el cornúpeto, y la consecuencia es un ensamblaje perfecto".
