Soy partidario de una acción política que lleve a cabo un mensaje que reclame los derechos de lo rural frente a lo urbano, la naturalidad del animal y su buen trato frente al maltrato económico que fomenta el animismo y el bienestar animal
Cada vez estoy más convencido: hay que entrar de lleno en el juego político. Leyendo el panorama actual y el desarrollo de estrategias de los grupos animalistas, o se está en el juego político o se está en fuera de juego. A expensas de las necesidades locales y puntuales de los partidos políticos. El último ejemplo es el flirteo de Ciudadanos con Carmena en Madrid. Y en otras comunidades. Del PSOE ya sabemos que busca sólo la rentabilidad política. Le fue rentable prohibir los toros en Cataluña y le es rentable hacerlo en Baleares. Y esta fluctuación política de apoyo o retirada para con los toros no existe en otro colectivo nacional. Sólo con los toros. ¿Por qué? Porque el apoyo o no apoyo al toreo no se traduce en votos. Si un partido apoya al toreo, no lo traduce en votos. Si va contra él, tampoco.
Ese es nuestro déficit como colectivo, que dejamos de ser útiles a lo político. Pero el político sabe, el contrario, que la corriente animalista tiene una realidad social de voto directo (en las próximas elecciones el PACMA tendrá ya representación parlamentaria), además de saber que el potencial de esta corriente es creciente. La masa potencial del animalismo es cada hogar de cada español con una mascota. Ya hay un trabajo de décadas por delante que, ahora, toma fuerza y expresión en un grupo político que crece como la espuma.
Por si fuera poco, a esta estructura nacional política de los animalistas, se les une, con la crisis y la atomización de voces y grupos descontentos en ciudades de todo el país, las asociaciones locales o localizadas en ciudades como Madrid o Barcelona, que han sido captadas por partidos como Podemos o afines, para crear plataformas que hoy gobiernan en estas principales ciudades. Los partidos como PSOE y PP han tratado en reaccionar ante esta forma estructurada de actuar de los nuevos partidos, pero ya saben que sus propuestas públicas electorales, han de introducir avances en derechos y bienestar animal. PP y PSOE. Ciudadanos es partido nuevo y sabe que las ofertas de bienestarismo animal son una de las captaciones de votos más importantes de la actualidad social.
Los partidos ya son conscientes que la nueva política es la de pactos, en donde una minoría con voto puede decidir un gobierno. Antes las bisagras fueron los partidos nacionalistas, hoy son los animalistas.
Objetivamente, somos una supuesta masa nada despreciable en número de votos que no impone respeto a lo político. Por qué. Porque no tenemos ni mensaje social unificado, ni masa social que comparta y sea consciente de ese mensaje, ni gente líder para lanzar ese mensaje. Cerramos los ojos y sabemos quiénes son los líderes animalistas. Los medios de televisión y generalistas lo saben y acuden a ellos. De esta forma se está generando una retroalimentación de imagen importantísima y una pegada social animalista creciente. Mientras, nosotros seguimos en el mismo lugar.
Una Fundación es necesaria. Claro. Vital. Los animalistas las tienen. Y se desconoce quiénes son. Son los que logran los medios para el desarrollo de ideas y mensajes. Y éstos los dejan caer en la sociedad los que trabajan a pie de calle, esa estructura social y política que ya causa respeto en los partidos nacionales. Ya han entrado en el juego del valor del voto. Nada se hará sin contar con ellos. ¿Qué problema hay para hacer lo mismo desde la Tauromaquia?
Estamos a tiempo de poner a funcionar una estructura similar, pero al mismo tiempo. Desarrollar al mismo tiempo las acciones. No podemos creer que los tiempos los puede marcar la Fundación del Toro de Lidia, que bastante tiene con tratar de buscar financiación (los animalistas andan sobrados de ella) para pagar sus costes y sus acciones. La Fundación no logrará nunca un calado político-social que necesitamos con urgencia, un calado activo, presencial, de valor político al uso. Fundación, sí. Estructura de plataforma o partido de masa social como los animalistas, también y ya mismo.
No hay otra vía. Somos un colectivo disperso, que se mueve por reacciones (un muerto, un drama, un ataque puntual, un agravio) y no por acciones. No nos movemos estructuralmente 365 días al año. De forma convencida, soy partidario de una acción política que lleve a cabo un mensaje que reclame los derechos de lo rural frente a lo urbano, la naturalidad del animal y su buen trato frente al maltrato económico que fomenta el animismo y el bienestar animal. Que defienda derechos tradicionales, que impulse actividades productivas medioambientales, desarrollo de identidades de pueblos y de culturas activas y expresivas. Hay que entrar en la política sin ningún partido. ¿Somos capaces de ser nosotros por nosotros mismos?
Acceda a la versión completa del contenido
Entrar en política
Yecla (Murcia). Domingo 25 de mayo de 2025. Corrida de toros mixta. Un novillo para rejones…
Carlos tirado salió a hombros por la puerta principal
Manuel Román corta una oreja en su alternativa ante sus paisanos
El valenciano corta una oreja de mucho mérito en una tarde en la que el…
El cartel lo componen Cid de María, Martín Morilla y Carlos Tirado. La novillada con…
Esta tarde en Córdoba, Manuel Román tomará la alternativa de manos de Juan Ortega y…