Los últimos años en mi tierra, acabado el bachiller, fueron ilusionantes y duros. El franquismo mantenía toda su fuerza y buscábamos aire para respirar en los conciertos de Raimon, el de Xàtiva, una de las personas más brillantes y honestas que he conocido en mi vida. Conciertos que eran una odisea porque o no los dejaban acabar, o nos sacaban a palos del local, o nos ponían una multa imposible de pagar. Aquellas carreras con la policía detrás en los conciertos de Lluís Llach, en el Palacio de Deportes de Barcelona, aquellas fugas a respirar a Francia, el último libro, el último tango en París. Aquella losa se mantenía cuando llegué a Madrid para hacer periodismo y escapar de mi destino, que era el obligatorio en la familia, de exportar naranjas a Francia y a Alemania.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS
Acceda a la versión completa del contenido
Era torero y nos hizo un quite
El hierro que perteneció a Francisco Rivera “Paquirri”, con el que el llorado diestro inició…
Se dio la corrida Villista de la Revolución en la plaza de toros “Alberto Balderas”…
La terna, por encima de los toros de Villa Carmela que ayudaron bien poco a…
Los mozos de espada de la Comunidad de Madrid han celebrado este sábado en la…
Pasadas las dos de la tarde, en un frío y escueto comunicado, la Real Maestranza…
Tras su estreno en Sevilla, la Peña Francisco Montes “Paquiro” de Chiclana ha presentado el…