N o quiero ni pensar cómo podría haber sido la tarde de los “tres tenores” en Valencia con una corrida en la que los toros no hubieran salido gateando de los caballos. Con una de Fuente Ymbro o de Alcurrucén, pongamos por caso. Porque vamos a ser justos; tanto el Fino como Morante y Manzanares pueden con cualquier corrida por brava, fuerte y encastada que sea. Otra cosa es que con los juampedros hagan el paseíllo con la confianza de que no pasarán un mal rato, porque el peor de ellos les plantea menos problemas que el regular de cualquier otra ganadería de las que gustan a los que se autodenominan toristas.
