Desde el Domingo de Ramos hasta el Miércoles Santo, treinta jóvenes aficionados de entre ocho a diecisiete años tuvieron la oportunidad de adentrarse en el mundo de los toros a través de una iniciativa pionera del Club de Aficionados Prácticos Taurinos.
De esta forma, asistieron a la corrida de toros o desafío ganadero de Morón de la Frontera, donde pudieron conocer los aspectos fundamentales de la lidia y de las distintas suertes. El Lunes Santo recibieron clases en la ganadería de Juan Pedro Domecq y pudieron ver un tentadero en el que participaron los novilleros Manolo Vázquez y Raquel Martín. Durante la tienta se les explicó la importancia de la prueba de bravura en el campo y los criterios del ganadero para la cría y selección del ganado. El Martes Santo, la plaza de tientas de Zahariche se convirtió en el patio de un colegio, con grupos de profesores que dirigían un taller de tauromaquia con niños jugando al toro. Además, tuvieron la oportunidad de recorrer en remolque los cerrados de la mítica finca donde pastan los toros de Miura y participar en la hora del pienso a los toros cuatreños y cinqueños.
El Miércoles Santo, como broche final, participaron en un tentadero de becerras en la ganadería de Lalo Siles, en el que de nuevo les acompañó Manolo Vázquez, como novillero y profesor, que supo dar los consejos precisos a los distintos participantes. Todos los niños y jóvenes torearon con gran éxito gracias al buen juego de las becerras.
La filosofía del Campus no es la de una escuela taurina, cuyo fin es sacar nuevos valores o toreros, sino que se trata de una escuela infantil de aficionados, con la idea de que los más jóvenes se inicien y conozcan de cerca los secretos del planeta taurino: su cultura, su historia y sus valores.
El campamento taurino se desarrolló al aire libre, con todas las medidas de seguridad y contó con la dirección de Eduardo Dávila Miura y un equipo de profesionales. Una iniciativa que pudo desarrollarse con éxito gracias a la colaboración de todos los ganaderos.