El primero de Núñez del Cuvillo respondió. Morante lo supo llevar, firmando varias tandas al ralentí, toreando despacio y con gusto, llegando incluso a calar en los tendidos. Falló con la espada y escuchó finalmente una ovación. Morante se abrió también la puerta grande en el cuarto. Dejó una faena…