Extraordinaria tarde de El Cid, que cuaja un victorino de vuelta al ruedo en Santander

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Manuel Jesús Cid "El Cid" sacó a relucir su oficio con el primero. Un toro de Victorino Martín serio en su expresión y de buena hechura. Se quedó corto en el capote del maestro sevillano y complicó la brega a Oliver. En la muleta fue probón. No le pesó la exigencia a El Cid, que lo sometió en una faena de tensión y precisión. Medida, como exigía el toro, que además se fue orientando por el pitón izquierdo. Estocada contraria y tres descabellos. De acertar con la espada hubiera paseado un trofeo.

Cuando apareció el segundo había run run de expectación por ver a Roca Rey con los de Victorino Martín. El segundo fue un toro estrecho, con la cara colocada. Se frenó en los capotes. En el quite por delantales, el peruano cayó en la cara al ser derribado con los cuartos traseros y se hizo un autoquite de vértigo desde una posición que parecía vendido: boca arriba, enredado con el capote. Se salvó de milagro. En la faena de muleta tardó demasiado en llegar el entendimiento. Bien es cierto que el toro era tardo pero una vez que se arrancaba tenía continuidad. Por el izquierdo, siempre ayudado y con precauciones. Por el derecho logró las dos mejores series dejándole la muleta por abajo y aprovechando la intensa humillación del victorino. No fue fácil pero tuvo una embestida importante. Media estocada, pinchazo y estocada corta.

El tercero tuvo mayor presencia, más armado. Jarocho se lo sacó a los medios toreando sobre las piernas. Brindó la faena a Alipio Pérez-Tabernero. El toro resultó muy reservón. Cuando se arrancaba lo hacía embistiendo a taponazos. Jarocho se mostró solvente. Firmó un torero final quitándole las moscas. Estocada.

El cuarto salió definido desde el inicio. Humillado, con ritmo. Muy en la línea del famoso Cobradiezmos. La clase de humillación también recordó, no solo la apariencia. El Cid brindó a Roca Rey en el tercio, de torero a torero. Se fue a los medios para empezar directamente en redondo sobre la mano izquierda. Ya en esa serie se puso la plaza en pie. Siguió por el camino del pulso, templándolo con los vuelos. Por la derecha costó un poco el acople pero también llegó en la segunda serie. Ahondó en el toreo al natural recuperando la versión de El Cid de los mejores tiempos. En el toreo fundamental y también en los remates, andando hacia las tablas con muchos registros de buen toreo. Hubo conato de petición de indulto que no cuajó, aunque fue más sonora cuando el de Salteras se perfiló para la muerte. Dos orejas y vuelta al ruedo para Vengativo.

El quinto fue un toro que recogía la cara. Despegado del suelo, con expresión muy viva. Se quedó corto en el capote de Roca Rey que tiró de oficio para sacárselo a los medios dándole los adentros. En la muleta fue el más desclasado del conjunto: rebañó, embistió rebrincado y sin terminar de humillar. Se justificó Roca con tesón. Estocada trasera y desprendida.

El sexto fue un toro muy cuajado. Quizá el más fuerte del conjunto. Armado por delante y muy rematado de cuartos traseros. Esa corpulencia le dio cierto temple. Jarocho lo saludó fácil con el capote. Brindó a El Cid y a Roca Rey, compañeros de cartel en tarde tan importante. Fue un toro con importancia, que cuando iba lo hacía de verdad con franqueza. Jarocho buscó el toreo de uno en uno. Dando el pecho y componiendo con estética. Templado en su quehacer. Pinchazo y estocada.

Santander. Viernes, 25 de julio de 2025. Toros de Victorino Martín. Bien presentados y de buen juego. El cuarto, de nombre Vengativo, número 36, negro entrepelado, de 496 kilos, nacido en 01/21, fue premiado con la vuelta al ruedo. El Cid, ovación con saludos y dos orejas; Roca Rey, silencio tras dos avisos y silencio tras dos avisos; y Jarocho, ovación con saludos y vuelta al ruedo. Entrada: Lleno de "No hay billetes".

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