El martes, a primera hora de la mañana, se conocía el fallecimiento del reconocido aficionado y ganadero de reses bravas caraqueño, Andrés Miguel Velutini, víctima de una enfermedad crónica, hombre que tuvo importante influencia en el campo bravo de Venezuela a finales de los años 90 y primeros años de la década del 2000.
Abogado de profesión, fue a comienzos de la década de los 80 cuando comenzaría junto a Luis Echenagucia su aventura por criar toros de lidia, primero en los llanos apureños y luego en las montañas emeritenses de Canagua. Su hierro tomó antigüedad el 17 de febrero de 1991 en la plaza de toros de La Victoria, en un mano a mano entre Morenito de Maracay y Enrique Ponce.
Caracterizado por un sentido crítico y serio del toro bravo, ese que en más de una ocasión logró llevar a las plazas del país, Andrés Miguel Velutini se mantuvo más de tres décadas con la ilusión de sus toros, hasta que a medidos de la pasada década comenzaría su declive hasta la venta del hierro y finca, a Balsamino Belandria.
En la memoria han quedado toros importantes de esta divisa, como aquel terciado pero bravísimo Conquián, de 435 kilos, que una tarde dominguera de la Feria del Sol de 2002 fue indultado por el matador Juan José Girón, astado, por cierto, que completó un lote de toros colombianos de Santa Bárbara que se lidió por parte de los diestros españoles Antonio Barrera y José Antonio Iniesta, y el venezolano José Antonio Valencia.
Andrés Miguel Velutini ejerció funciones de empresario taurino, tanto en la plaza de toros de Maracay como en el coliseo de Tovar, a mediados de la década de los 90, en esta última al frente por varias temporadas al lado de por aquel entonces su yerno, Orlando Echenagucia hijo, con gran éxito.
Desde APLAUSOS enviamos mediante estas líneas nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos. D.E.P.
