No entiendo la insistencia de parte del público de Madrid, de torear con quietud al toro que repone o se mueve defensivo sobre las manos, apoyándose en ellas para no pasar del embroque
No entiendo esa insistencia de parte del público de Madrid que, partidario del toro que repone o que se mueve defensivo sobre las manos, apoyándose en ellas para no pasar del embroque exige que éste sea toreado con quietud de piernas. Es imposible. ¿Por qué desean este imposible? No lo sé, pero en corridas como las de Baltasar Ibán, o la de Cuadri o la de Partido de Resina, bastantes toros usaron las manos como condición, sin querer pasar para adelante, sin embestir, y, como el torero se movía, la tomaban con él. Sucedió con Encabo en una faena notable a un Cuadri y les pasó a Serafín Marín y a Bolívar.
Más allá de lo justo o injusto, es una incoherencia. Es una forma de autoargumentar que su visión del toro es la de hace casi un siglo. Y en un siglo han cambiado muchas cosas. No es tiempo de hacer sangrías contra la gota. A esos aficionados se les ha de hacer ver, de una vez por todas, que, siendo partidarios de ese tipo de condición del toro, o son partidarios de la lidia sobre las piernas, bizarra, alegre, movida, del me pongo y me quito, o tampoco son partidarios de ese toro que defienden. ¿Por qué? Porque ese toro sólo puede dar espectáculo y sólo puede lucir en ese tipo de toreo movido, de perder, ganar pasos, ponerse, quitarse.
Si pretenden que el torero haga a ese toro lo que se hace con el que tranquea, galopa, tiene fijeza, se abre en los engaños al final de las suertes o tiene condición para romper para adelante, están negando a “su toro” la posibilidad de una lidia a veces hasta amena, juiciosa, inteligente. Muy atrás en el tiempo, pero respetable. Ese es el falso torismo, la gran contradicción de estas gentes. Resulta que desean que se toree con las formas del siglo XXI, evolucionadas, al toro de principios del siglo XIX, con su bravura en pañales. Eso sucede en Las Ventas desde que tengo sentido de razón, y, mucho más en este presente en donde se hace tan alejado un toreo de otro, un toro de otro.
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