Desde agosto de 2008, Antonio Caro Gil no se ha vestido el chispeante. “El año pasado sólo toreé un festival”, afirma el joven torero. Pero, aun así, no ha perdido la ilusión por seguir luchando en esta tan difícil profesión. La fe ciega en sus posibilidades le ayuda a seguir adelante, a la espera de esa gran oportunidad que le cambie el rumbo de su vida.
“Es muy duro levantarte cada día para entrenar sin saber si vas a torear. Pero creo en mí y lo que me mantiene es la ilusión por conseguir lo que quiero”
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Fe ciega en sí mismo
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