La Pincelada del Director

Ferrera estrena galones en Sevilla y Fortes crece en Madrid

José Luis Benlloch
domingo 25 de marzo de 2018

Se acabaron las Fallas. Un respiro. Asoma el Domingo de Resurrección. Abril, la Feria por antonomasia, está más cerca. La primavera en el campo se adivina buena. Ya tocaba. La luz es otra. El tiempo se templa. Todo influye en el estado de ánimo. De Fallas hay mucho que recordar. Para repetirlo y también para evitarlo. En el tercio de lo bueno aparecen Ponce, Roca y Ferrera como grandes triunfadores. Buen cartel. Lo del valenciano en tiempos de tanto remilgo negociador, ya saben con una me basta, este año solo treinta o diez o ninguna, en ese ambiente lo suyo es para enmarcar. Le propusieron la sustitución de Cayetano y dio el paso al frente. Sacó la ambición y repitió paseíllo para evitar un derrumbe ferial. Otra tarde de cemento y frialdad hubiese sido un mal augurio y un bajonazo a las expectativas. El otro objetivo del maestro, abajo el conservadurismo, era remachar el triunfo anterior. Y vaya si consiguió una cosa y otra. Reanimó la taquilla y bordó el toreo. Cuestión de responsabilidad.

Lo de Roca ya lo comentamos, un trueno, un revulsivo si nos fijamos en su calado social. El tema tiene todos los síntomas de consolidarse. Verán, los puristas fruncen el ceño de la duda y los remilgos de la calidad y la gente de la calle pregunta por ese Roca, si es tan valiente como dicen y cuándo torea y cómo es… hay curiosidad, pinta bien, es una realidad taquillera y eso da un crédito importante. Y estuvo lo de Ferrera la tarde del cierre. El extremeño se mantiene en la línea de los últimos tiempos, con ese toreo de pausa y sentimiento que le ha llevado a un renacimiento deslumbrante. Ni el agua ni el viento ni lo desapacible de la tarde rebajaron la temperatura de una faena muy intimista, cálida, de nivel y muy serena, que le alejaba definitivamente del Ferrera que se conocía en Valencia. Tanto, que el personal se olvidó apenas comenzado el trasteo del disgusto de no verle banderillear. Con Sevilla a la vuelta de la esquina, donde estrena galones el Domingo de Resurrección, ataca un momento decisivo en su carrera. Es un veterano nada visto en esos registros de calidez artística. Novedad que merece consolidarse. Hubo otros triunfadores de los que ya hablamos, el arrojo de Román, el sentido adiós de Padilla, la categoría capotera de Mora y Lorenzo y la izquierda arrebatada de Garrido, pero esos tres marcaron el top como dicen los pijos.

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