Los vestidos de Manzanares se caracterizan por un talle alto, chaquetilla corta, doble canutillo en los alamares, morillas de algodón muy abultadas y bordados ligeros a los que añade cada año un capote de paseo distinto que repite todas las tardes.
Enrique Ponce, abonado durante muchas temporadas a un bordado llamado de jarrones decidió en 2015 rendir homenaje a la tierra y ordenó bordar su vestido con hojas de naranjos y la flor del azahar en su espaldar y en las bandas de la taleguilla.
Enrique Ponce lució en la Picassiana de Málaga un traje de luces con un guiño especial del genial pintor malagueño. En la espalda y las mangas la famosa paloma de la paz picassiana. La idea fue de su mujer, Paloma Cuevas.