Hay figuras y hay buenos toreros. De culto dicen ahora. De buen concepto añado yo. Llaman figuras a quienes mandan en los carteles y ganan más dinero. Y hay buenos toreros que mantienen a través de los años el buen sentido de la lidia, la profundidad, la verdad, la torería y la capacidad de matar (aún en estos tiempos), un poco de todo. Son los Martín Vázquez, los Chenel, algún día habrá que reivindicar la enorme categoría que tuvo y no se le reconoció a Rafael Ortega. No solo con la espada, sino también en la armonía y pureza del capote y la muleta. Grandes toreros que, a veces, ni la historia es totalmente justa con ellos. A Pepín Martín Vázquez ¡qué naturalidad para entrar y salir de la cara del toro! se le reconoció tarde. A Rafael Ortega todavía no se le ha hecho justicia. ¿Verdad Padilla, verdad Ruiz Miguel, verdad tantos? Chenel bebió de él y lo demostró en la faena al toro de Victoriano del Río en Jaén.
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