Giménez y Duffau, oreja ante la noble novillada de La Quinta

La tarde arrancó lluviosa para albergar la novillada que cerraba la mini feria de la Virgen. Poco ambiente en los tendidos y en el ruedo una novillada de La Quinta que sin ser extraordinaria sí tuvo las virtudes de la nobleza y el dejarse hacer. Con un poco más de empuje hubiera sido de lío gordo. Aunque en general les faltó descolgar, hubo al menos cuatro ejemplares con opciones de triunfo.

Miguel Giménez repitió un año más éxito ante sus paisanos, en este caso merced a un gran volapié de efecto fulminante que puso la emoción que en general le faltó a la faena al cuarto. Cortó una oreja. Bullidor con el capote y voluntarioso con la pañosa, cumplió.

Se presentaba el francés Thomas Duffau, que puso en liza un toreo clásico y académico pero en ocasiones falto de arrebato. Su primero fue tan noble y tan bueno que nadie le dio importancia a su labor y tocó pelo ante el quinto, el mejor novillo del encierro y al que ligó muletazos estimables por el pitón derecho. El público, cariñoso, le pidió una oreja que fue concedida.

Juan Sarrión no tuvo su día. Tiró de corazón para irse a la puerta de chiqueros ante su primero pero después no logró acoplarse con ninguno de los novillos.

Novillos de La Quinta. Bien presentados, astifinos. Más terciados los tres primeros. Nobles en general pero faltos de motor. El mejor fue el 5º. MIGUEL GIMÉNEZ: Silencio tras aviso y oreja; THOMAS DUFFAU: Silencio tras aviso y oreja; JUAN SARRIÓN: Silencio y silencio. Entrada: Un quinto en tarde lluviosa.

El banderillero J. Manuel Domínguez fue atendido de un “fuerte varetazo en la región posterior del hemitórax izquierdo. Pendiente de estudio radiológico. Pronóstico leve”.

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