El sexto fue la clásica alimaña. Muy ágil en sus movimientos, sin recorrido. Duro para toda la lidia. Ginés Marín mostró su gran oficio para resolver problemas pero no solo eso, también ambición de querer, ya que se la jugó sin trampa ni cartón con la vieja estampa de la montera calada. Porfió jugándose la cogida. Importante dimensión e imagen del extremeño. Dos pinchazos, media estocada y un descabello. Silencio tras aviso.
El segundo correspondió a Ginés Marín con el fin de que Román no estoqueara dos toros seguidos. Fue un toro veleto, con alzada y fino. Ginés lo lanceó con mucho gusto. En el quite por tafalleras se le coló. Brindó al público una faena de tacto y gusto. Madrid respondió con sensibilidad al templado toreo del extremeño. Calidad de la embestida y clase del torero. Pinchazo y estocada. Saludos.
En cuarto lugar se lidió el que hubiera correspondido a David Galván. Un toro fuerte, con presencia albaserrada. No se dejó lancear con el capote. Tampoco se empleó en el caballo donde además recibió un puyazo muy trasero. En la muleta se mostró muy orientado por el izquierdo y sin humillación aunque obediencia por el derecho. Por ahí logró los mejores muletazos Ginés Marín. Pinchazo y estocada caída. Silencio tras aviso.