En la semana hubo de todo como en botica, motivos para el gozo pero también hubo alborotos menos edificantes. O nada edificantes. Así que cuando más urge la unión y la claridad en el toreo la semana se encabrita con una bronca monumental en la Asociación de Ganaderos con ceses fulminantes y un descarnado cruce de acusaciones que maldita la falta que hace. Como si a la situación del bravo y del toreo en general le faltasen frentes de conflicto y necesidades en los que entretenerse o como si los estatutos y normas de la Asociación no estuviesen claras para plantear desde la normalidad un cese de unos de sus directivos, se han enzarzado en una cuestión que debía ser doméstica y resolverse como se resuelven esas cuestiones, con el peso de los votos y la buena convivencia.
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