Acaba de lidiar en Sevilla una novillada de lujo, con un sexto ejemplar de vacas, según reconoce el ganadero Manuel Cañaveral. Desde que en 1998 se apostó por moldear la ganadería sobre vacas y sementales de procedencia Jandilla, esta divisa azul, amarilla y rojo está criando un animal bravo pero asentado en dos elementos: la fijeza y la obediencia. A partir de ahí surge todo lo demás. Pero sin esos dos criterios no hay nada, defiende el ganadero. Unas hechuras finas, una expresión, un lomo, un cuajo, una belleza. Con cerca de 150 vacas, Guadaira mira al frente y asegura éxitos.
- “Un toro bravo tiene que tener sobre todo y por encima de todo, fijeza y obediencia. Si esas dos virtudes las tiene definidas, el resto siempre se pueden obtener. La movilidad, como no humille ni quiera coger la muleta por abajo, no sirve y además te puede degenerar la ganadería”
- “Jandilla nos ha dado un animal tremendamente agradecido y generoso con lo que buscamos. Es un tipo de animal que te deja trabajar y llevarlo a donde quieras según tu concepto”
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