Mismos pasos, idéntica hazaña. Dieciséis años después. Un rabo en San Fermín y un faenón apoteósico. De los que marcan una carrera. Así fue cómo Guillermo Hermoso de Mendoza hizo historia en su tierra y enarboló con orgullo el testigo de una dinastía.
-¿Cómo se siente después de haber logrado un hito histórico cortando ese rabo en una plaza de la categoría de Pamplona?
-Sobre todo muy feliz por lo vivido y por todas las emociones. Lo disfruté muchísimo. Soy una persona bastante fría que me cuesta mucho darle la importancia a las cosas e intento normalizarlas, pero el triunfo del domingo fue muy importante en una temporada clave para mí porque era mi primer año después de que mi padre se retirara, sin ir a Madrid, y creo que ha sido un golpe de inflexión en mi temporada y un punto importante para el devenir de mi carrera.
-¿El rabo tiene más importancia desde el punto de vista emocional que profesional?
-Te diría que ambas. Mi padre fue el último que cortó un rabo en Pamplona, en 2016, algo que ya me pasó en Calatayud, pues mi padre también había cortado un rabo en el año 2000 y en 2020 también lo corté yo. Es la continuación de un idilio familiar con estas plazas. Ser el siguiente en cortar un rabo en Pamplona, en una corrida que creó él, en nuestra tierra, en una feria de impacto mundial, creo que tiene una repercusión enorme.
-Los números cuentan pero la emoción y la comunión con Pamplona son palabras mayores. La afición coreó su nombre como allí animan al Osasuna, con el cántico de "Alé Osasuna, alé".
-Indudablemente el cortar un rabo en una plaza de primera como esta es un broche a una tarde y a una faena importante. Sentir el cariño de toda la plaza coreando tu nombre, eso verdaderamente te llena por encima de lo numérico. Y sin duda, en lo numérico cortar un rabo en una plaza como Pamplona creo que es algo histórico.
"Cortar un rabo en Pamplona ha sido un golpe de inflexión en mi temporada y un punto importante para el devenir de mi carrera"
-Las crónicas hablan de una lección magistral de toreo a caballo...
-La sentí como una faena súper emotiva. Fue un toro muy bravo que transmitió, pronto y alegre, pero fue exigente. Son los toros que en una plaza así te dan el triunfo, que tienes que apostar por ellos, que tienes que apretarte, y creo que fue una faena muy completa desde la portagayola ajustada. Después con Berlín hubo momentos muy importantes con las banderillas, con despaciosidad y naturalidad. Con él se reunieron los cánones del toreo a caballo: templar y mandar. Berlín es la estrella de la cuadra y desplegó toda su torería y todo su arte como un torero.
Después arriesgué en sacar a Ecuador, un caballo de quiebros muy importante de mi cuadra y al toro ya le costaba un poquito más, los embroques no eran igual de claros que al principio, pero aposté, eché la moneda al aire y salió cara. Y el broche final fue algo apoteósico con Esencial, desde las rosas, el par a dos manos y sobre todo el hacer la suerte suprema dándole la categoría que hay que darle, en vez de a la media vuelta o con el toro parado, dándole las ventajas al toro, dejando que se venga con prontitud dándole el valor al toro que se merece. Ha sido uno de los rejones más fulminantes de mi carrera. Ha sido una de las faenas más rotundas de mi vida y qué bonito que fuera en esta feria, en mi tierra y en un día tan especial y tan importante para mí.
"Quitando lo que pasó en San Isidro, está siendo una temporada muy importante y muy bonita en lo personal"
-¿Qué balance hace de la temporada en la que sufrió la ausencia de San Isidro y tras la retirada de su padre?
-Quitando lo que pasó en San Isidro, está siendo una temporada muy importante con una cuadra mucho más amplia porque al retirarse mi padre son dos cuadras y eso te hace tener una capacidad mayor. En lo personal está siendo una temporada muy bonita a nivel artístico por seguir evolucionando, ver ese salto de cuajar las faenas, de saber ver los toros, de acople con los caballos de doma, sabiendo que todavía me queda muchísimo por aprender y trabajar, pero está siendo un año muy bonito en el que me están embistiendo los toros y están saliendo las cosas muy bien, como el otro día en Toreejón, a las puertas de Madrid, donde pude cortar un rabo, o en Sevilla, donde independiente de lo numérico fue de las tardes más redondas en cuanto a equitación y toreo. En lo artístico es una de mis temporadas más completas.
"Ha sido una de las faenas más rotundas de mi vida y qué bonito que fuera en esta Feria, en mi tierra y en un día tan especial y tan importante para mí"
-Mirando desde la perspectiva del rabo de Pamplona, ¿cómo le afectó no estar en San Isidro?
-A uno siempre le afecta no estar en la primera plaza del mundo. Me dio tristeza e impotencia porque sabía que me encontraba en un momento de gran nivel, con una gran cuadra. Pero debes sobreponerte a estas circunstancias y si Dios quiere habrá muchas más oportunidades de estar en Madrid, para eso trabajamos y seguimos día a día, para que tardes como la de Pamplona sirvan para estar en los grandes escenarios.
-Este punto de inflexión de Pamplona, ¿qué va a suponer de cara al futuro?
-Hay que seguir trabajando igual, con la misma humildad y el mismo esfuerzo y sacrificio. Esto es una carrera día a día, de muchos años. Ahora ya tengo la mente puesta este sábado en Bayona y con la ilusión de seguir esta temporada tan bonita.