El invierno de 2016 marcó un antes y un después en la madurez de David Galván como matador de toros. Dio un paso adelante al quitarse la losa que pendía sobre las hombreras de sus trajes de luces y le atenazaba impidiendo que pudiese mostrarse tal cual es y tal como quiere ser como torero. El resultado se ha visto durante toda la temporada reflejado en un diestro mucho más regular y que ha mostrado en el ruedo unas sensaciones inmejorables de cara al futuro.
- “He quemado etapas muy rápido y en momentos clave no di lo mejor porque me atenazaba. Eso ya pasó afortunadamente”
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