La plaza de toros de Saltillo volvió a vestir sus mejores galas y se llenó hasta la bandera para recibir a todo un ídolo, Pablo Hermoso de Mendoza. Y desde luego que nadie de los que pagaron el boleto se fueron la plaza desencantados con el buen hacer de su ídolo navarro, que además les demostró que casi sabe torear con los ojos cerrados. Se enfrentó a una ganadería poco habitual, como la de Julio Delgado. En su primero y a lomos de Pirata, cuando Pablo agarró una rosa se produjo un hecho insólito. Las luces de la plaza se apagaron y el ruedo quedó totalmente a oscuras. El público comenzó a encender las luces de los teléfonos móviles y el ruedo se creó una iluminación como si fuese un escenario de teatro. Una penumbra que no frenó a Pablo en la colocación de la rosa ni en el posterior rejonazo de muerte de efectos fulminantes, que hizo que el tendido a oscuras, rompiera en un grito unánime de “torero, torero”, solicitando los máximos trofeos que la presidencia no podría negar.
Viernes 19 de abril. Plaza de toros Fermín Espinosa “Armillita” de Saltillo (México Novillos de La Cardona (1º y 6º) y toros de Julio Delgado (2º y 4º) y Fernando de la Mora (3º y 5º). Antonio Lomelí: División tras aviso y silencio; Pablo Hermoso de Mendoza: Dos orejas y rabo y palmas tras aviso; Arturo Macías “El Cejas”: Silencio y palmas. Entrada: Lleno.
A lomos de Pirata (Foto: Pablohermoso.net)
