Decía Marcial Lalanda en un libro que escribió al alimón con Andrés Amorós, que más que una autobiografía era un magnífico tratado de tauromaquia y que recomiendo a todos los interesados en profundizar en el arte del toreo en todas sus vertientes, que “hay días que el traje de luces gana más guardado en el armario que puesto”. Es una gran verdad y con ella resumía “el más grande” una serie de reflexiones sobre la influencia definitiva que puede tener la buena administración en la carrera de un torero. No en vano, el torero de Vaciamadrid, después de retirado de los ruedos ejerció como apoderado, primero de Pepe Luis Vázquez y después de varios otros a los que llevó con tino y sabiduría.
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