Enrique Ponce fue llevado desde la plaza de toros hasta el Hotel Vincci a hombros de sus compañeros de profesión como Raúl Gracia “El Tato”, Javier Conde o Álvaro Lorenzo, entre otros muchos. Emocionantes los abrazos con todos los profesionales y aficionados entre gritos de ¡torero, torero! Enrique Ponce era llevado como un dios a hombros de su Valencia, con lágrimas en los ojos y muy emocionado.
Cuando recogió las dos orejas del sobrero de regalo, ni siquiera le dejaron dar la vuelta al ruedo a pie. Fernando Sánchez se lo subió a hombros como un resorte y tras él, toreros y aficionados llenaron el ruedo para llevarlo en volandas. En mitad de la vuelta al ruedo se fundió en un abrazo con El Soro, un niño, subido a hombros de su padre, blandía una senyera en honor del torero más importante que ha dado esta tierra. La puerta grande se abrió de par en par para despedir con honores a un torero de época que ha marcado la historia del toreo de las últimas cuatro décadas.
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