LA MEDIA

Iván Fandiño: 20 años de la alternativa del León de Orduña

Gonzalo I. Bienvenida
viernes 22 de agosto de 2025
Desde su doctorado en 2005 hasta la cornada mortal de Aire Sur L´Adour, el camino del matador vasco no fue fácil, de constante lucha por abrirse camino y crecimiento

El 25 de agosto se cumplen dos décadas de la alternativa de Iván Fandiño. Fue en Bilbao en una tarde lluviosa de la Semana Grande de 2005 con El Juli como padrino y con el malagueño Salvador Vega como testigo. Se lidiaron toros de El Ventorrillo. Desde aquel momento hasta la cornada mortal de Aire Sur L´Adour, el camino del matador vasco no fue fácil, de constante lucha por abrirse camino y crecimiento.

Sin embargo, su lucha comenzó mucho antes. Iván Fandiño nació en Orduña (País Vasco) el 29 de septiembre de 1980. Su primera vocación fue la pelota vasca, pero pronto sintió la llamada del toreo. Se apuntó a la Escuela Taurina de Bilbao, donde aprendió las primeras lecciones de lo que fue toda su vida. Al cerrar la escuela se trasladó a Valencia y después a Jerez de la Frontera, siempre con el sueño de forjarse como torero y alcanzar las oportunidades que no había encontrado en su zona. La historia de Fandiño es una constante sucesión de episodios de superación. Tras pasar por esos tres puntos geográficos de España, no logra sentirse apoyado y decide empezar un camino alternativo e independiente, lleno de ingratitudes, repleto de riesgo como es el de las capeas. Comenzó a frecuentar las sueltas de toros en la Alcarria, donde se mantiene la tradición de echar toros para la gente.

El banderillero que le animó a emprender ese camino a Guadalajara fue Roberto Ortega -actual apoderado de Víctor Hernández- que acompañó a Fandiño en aquellos primeros años decisivos de su carrera: “Le vi torear en una novillada sin caballos, por paisanaje -Ortega nació en Vitoria- y quise ayudarle. Le animé a venir a Guadalajara, que entrara en el circuito de las capeas que, aunque no fuera lo ideal, sí podía ser un camino para coger oficio y darse a conocer. Le puse en contacto con Néstor García y fue él quien le impuso la disciplina de entrenamiento y el perder kilos como lo hizo”, explica emocionado.

De la mano de Néstor, toreó 35 novilladas antes de convertirse en matador de toros e incluso se presentó en Las Ventas cortando una oreja en 2004, año en el que debutó en Bilbao. En 2005 quería tomar la alternativa como fuera. “Llegaron a difundir que Fandiño se doctoraría en Vitoria sin ser cierto para que Bilbao por fin los escuchara y “nos” diera la alternativa -rememora Ortega-. Costó mucho trabajo, parecía imposible y por fin el que tiró adelante de verdad fue El Juli. Después tuvieron sus pulsos, pero en ese momento fue clave el apoyo del maestro”.

Tras la alternativa, toreó 18 corridas en 2006 y 25 en 2007 pero la confirmación en Las Ventas tuvo que esperar hasta 2009: “Yo estuve solo las tres primeras temporadas de matador en la cuadrilla de Iván además de toda su etapa como novillero. Le costó mucho conseguir la confirmación, le obsesionaba Madrid”. Dos años después entró en la corrida de La Quinta de la feria de Bilbao: “Estuvo muy bien, cortó una oreja y cogió varias sustituciones. Fue su despegue como matador”. Se abrió hueco en las ferias y en los carteles a pulso, con independencia y la verdad de su capote y su muleta.

Dos años después cortó la primera oreja en la que se convirtió en su plaza, Las Ventas. Ahí nació un auténtico idilio entre la afición de Madrid y el torero vasco. El 2012 fue el año más importante de su carrera, protagonizando junto a David Mora en una apasionada rivalidad. Triunfó en plazas como Valencia, Sevilla, Madrid o Bilbao, donde se encerró con seis toros en solitario como lo hizo en Valencia en el mismo año. Obtuvo dos años consecutivos la Oreja de Oro de Radio Nacional de España y fue merecedor del trofeo a la mejor faena de San Isidro en 2013.

En 2014 logró su ansiada salida a hombros de Las Ventas merced a una faena épica rubricada con un espadazo sin muleta. Esa temporada la completaría también a buen nivel, convirtiéndose en uno de los toreros más importantes y más en forma del momento. En 2015 sufrió el mayor varapalo de su carrera al resolver sin éxito el gesto de torear en solitario seis toros de seis ganaderías duras en Madrid.

En 2017 se encontró con su destino una tarde de junio sin jamás haber renunciado a la raza que marcó su carrera y su vida.

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